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¿Qué es el grado de protección IP?

El grado de resistencia y robustez de un terminal portátil viene determinado por el grado de protección IP (Ingress Protection), un indicador que hace referencia a la norma internacional CEI 60529 y que es utilizado con frecuencia en los datos técnicos de equipamiento eléctrico o electrónico: sensores, medidores, controladores e incluso, en el ámbito del gran consumo doméstico, televisores, reproductores de música o teléfonos móviles tienen un grado de protección IP.

Así, utilizando una nomenclatura IPXX, este estándar califica de modo alfanumérico los equipamientos según el nivel de protección que tiene frente a la entrada de materiales extraños.

Veamos un ejemplo. En un teléfono móvil que tiene un IP43; el primer dígito describe el nivel de protección a objetos sólidos (polvo), en este caso, no deben poder penetrar objetos de 1 milímetro de diámetro o mayores; por su parte, el segundo número describe la protección frente a líquidos (normalmente agua). En el ejemplo mencionado, significaría que resiste agua nebulizada, esto es en spray, soportando una proyección de 11 litros por minuto en un tiempo espacio de 5 minutos.

En general, se puede decir que cuanto mayor es el grado de IP, más protegido está el equipamiento. De este modo, los niveles de filtración de sólidos van del 0 al 6, mientras que los de líquidos van del 0 al 9. La certificación se realiza a través de una serie de pruebas en laboratorio, y que están perfectamente definidas como se resumen en las siguientes tablas.

En el ámbito de las comunicaciones críticas, el grado de fiabilidad de todo el sistema debe ser máximo, y los terminales no son una excepción. En un contexto de seguridad pública, de lucha contra incendios, de emergencia o militar, los terminales son llevados hasta el extremo, y tienen que dar respuesta ante cualquier imprevisto.

En este sentido, los terminales empleados en los despliegues desarrollados por Teltronic garantizan este correcto funcionamiento. La serie SC20 de Sepura alcanza el IP68. Esto supone que, con este grado de protección, ambos equipos resisten la inmersión y no permiten la entrada ninguna partícula sólida, garantizando de este modo su resistencia ante las situaciones más severas que se plantean en entornos profesionales.

De este modo, garantizan su rendimiento y usabilidad incluso tras una inmersión en agua, lo cual es especialmente valioso en escenario operativos donde los condicionantes físicos sean muy rigurosos.